Siendo un crítico anti-globalista, bien conozco desde hace 23 años el papel de la francmasonería en los acontecimientos históricos.
No es para mí una variable desconocida a la hora de considerar si un líder es leal a la patria o al globalismo. Claro está, la francmasonería es cosmopolita, una de las primeras organizaciones internacionales globalistas. Hoy por hoy, formar parte ella es un hecho que revela una inclinación a la servidumbre hacia los saboteadores de la soberanía de las naciones. Durante mi investigación choqué con algunos escépticos que supusieron que la victoria de Trump solo podría explicarse si éste fuese masón, ya que “nadie puede llegar tan lejos” sin el permiso u apoyo de la masonería. Al parecer desconocen que la lista de presidentes no masones es muy superior a la lista de presidentes masones. También desconocen que la lista de los que si fueron masones, lejos de ser secreta es ampliamente publicitada por los mismos masones como una forma de auto-glorificarse, y en la misma no está incluido el nombre Donald Turmp.
La francmasonería especulativa fue fundada hace 3 siglos en 1717, para servir como arma sigilosa del imperio británico, para subordinar más fácilmente a sus adversarios geopolíticos a través del engaño, el subterfugio, la guerra financiera y cultural. Con el correr del tiempo tras la caída de aquel imperio, esta secta racionalista y subversiva comenzó a servir a la oligarquía financiera internacional.
Quien pertenece a esta secta, trabaja de manera consciente o inconsciente para la elite hostil que busca establecer el Nuevo Orden Mundial o Estado Mundial. Ya el masón Albert Pike advertía como los iniciados de bajo nivel, desconocían la verdadera naturaleza de la organización. La masonería occidental hace mucho que tiene como ideal la reconstrucción del Templo de Salomón en la explanada de las mezquitas (actual Israel). Su mitología supersticiosa, sus ritos, sus simbolismos giran en torno a ello, Hiram, el Segundo Templo, el sello de Salomón, la cabala, todo gira al rededor del medio oriente y su cultura, nada tiene que ver con Occidente. Para la reconstrucción del Templo se requiere un conflicto que lleve a la destrucción de la “Cúpula de la Roca” que es un lugar importante de culto para el Islam, situado justo en el mismo sitio.
La guerra contra el terrorismo iniciada por los George W. Bush (miembro de la logia Skull & Bones) era una guerra proxy global contra el mundo musulmán, impulsada por neoconservadores ultraglobalistas francmasones, para avanzar hacia sus objetivos. No les importa llevarnos hacia el Armagedón si con ello logran forzar el cumplimiento de sus lunáticas “profecías” mesiánicas. Efectivamente, buscan instaurar o forzar la aparición si es necesario, de un líder religioso mundial y una religión única. Curiosamente parecido en esencia al “proyecto Blue Beam”, y similar a la serie ecuménica “Messiah” de Netflix, con la que ya están haciendo programación predictiva.
Por esta razón, cualquier insinuación o declaración de pertenencia a esa secta racionalista podría considerarse como un acto de traición a la Patria. Ya que los directores de la masonería no son leales a la Patria, sino a su secta y sus ideales globalistas.
Muchos nihilistas desesperanzados aceptaron como cierta una fake news que suponía que Trump formaba parte de la masonería. Para afirmar tal desatino se basaban en una escultura -hecha por opositores-, donde se retrataba a Trump con un anillo masónico con el compás y la escuadra. Un anillo que Trump no tiene en su vida real, ni jamás tuvo.
Todas las afirmaciones son fruto de la desinformación o meras especulaciones sin pruebas solidas. En la Torre Trump, supuestamente su ático se encuentra ubicado en el piso 66. Y el 66 es Masón de grado 33 multiplicado por 2, explicaban algunos desopilantes analistas. El águila bicéfala dentro de un escudo, en uno de los inmuebles del magnate, la forma de estrechar la mano a un periodista, o la manera de poner la mano en triángulo, parecían ser pruebas absolutas para ellos. Los más rebuscados indican que las fechas en las que el presidente ha llevado a cabo acciones importantes: su investidura, viajar a ciertos países… estaban estrechamente relacionada con la numerología masónica.
Pero lo cierto es que -en general- los masones indican que Donald Trump nunca podría ser masón, ya que incumple los principios de conducta de este grupo y tienen que ver con la personalidad solicitada, la misma debe estar dotada de ecuanimidad, discreción y serenidad. Él no cumple con el perfil. Aunque existan diversas formas de entender y practicar la francmasonería como ser regular, irregular, tradicional, progresista, rectificada, hermética, todas son extremadamente disciplinarias, estructuradas, protocolares, cosmopolitas, globalistas, antinacionales y liberales.
Durante gran parte de sus 3 siglos de existencia, la masonería propagó el iluminismo, el liberalismo y el antipopulismo (fue contra personalidades fuertes y carismáticas de gran conexión con el pueblo). Trump se autodefinió nacionalista (2018) se pronunció como antiliberal y es populista, indiscreto, desacartonado, nada protocolar y por sobre todo nada sereno. ¿Se lo imaginan teniendo que cumplir un rito? Jugaría con el mandil y trollearía al Gran Maestre. Solo vean como trolleó a la reina Isabel II del Reino Unido, a quienes los masones rinden culto y obediencia. Él no nació para obedecer a organizaciones secretas altamente estructuradas y disciplinarias. Recuerden el perfil de personalidad que realice en el Tomo I, Cap 1. de mi libro “Trump contra el globalismo”.
Otras de las falsas afirmaciones que intentan asociarlo a la masonería son: “El mentor de Trump es Norman Vincent Peale, 33° Rito Escocés.” Lo cual es falso porque Norman Vincent Peale simplemente no fue su mentor. Los principales mentores de Trump fueron tres 1) su padre, 2) Roger Stone y 3) la pastora evangelista Paula White quien se convirtió en su consejera espiritual por casi 20 años. Roger lo acompañó por más de 23 años hasta la actualidad. También en menor medida, y en su juventud aprendió algunos trucos sucios del poder por parte del abogado Roy Cohn (decir que fue un mentor sería una exageración). Por su parte Norman Vincent Peale no fue su mentor, Trump solo leyó un libro de autoayuda de él “El poder del pensamiento positivo”.
Para retratar a Trump como un masón, se especuló con los gestos, saludos y simbolismos de expresión corporal, apreciaciones en todo caso forzadas e incluso inexactas.
Afirman sin dudar “Trump es masón y satanista porque hizo el símbolo del “ok” que es igual a 666″.
Quien tome realmente esto como “una prueba”, realmente deja mucho que desear como analista. Esta seña aplicada en un discurso es simplemente una expresión no verbal de afirmación, determinación y severidad. Trump no posó para ninguna revista con esa seña sobre su ojo (lo cual si sería sospechoso), como si lo hacen las estrellas de Hollywood. Trump fue enemigo de las elites depravadas de Hollywood y estuvo enfrentado a varios actores y cantantes pop que si utilizan la seña sobre uno de sus ojos.
Se ha afirmado que la manera en como estrecha la mano es como lo hacen los masones. Veremos que esto es incorrecto.
La de arriba es una de las imágenes más usadas para afirmar esto.Vale esta salvedad. En el saludo masónico el pulgar debe apretar el nudillo del dedo índice o medio. y en todo caso uno de ambos puede ser masón y otro no. Es un saludo para reconocer “hermanos” bajo este código. Si viéramos una foto de alguien saludando de esta manera, no necesariamente ambos sean masones. En todas las fotos donde sale Trump saludando, él jamas coloca su pulgar sobre los nudillos de la contra-parte o simplemente no se ve. Quien afirme que Trump es masón por todas estas fotos, simplemente está intentando engañar a los que no saben bien como es.
No hay saludos masónicos aquí que puedan ser atribuidos seriamente a Donald Trump.
Veamos lo siguiente, que es una señal con la cual varios masones famosos han posado para fotos de protocolo o ceremoniales públicos.
Quien hace aquí la señal de “la mano oculta” masónica debajo del saco no es Trump, sino Ted Cruz. Si Donald hubiera sido masón no hubiera perdido la oportunidad para expresarlo al mismo tiempo junto a Ted Cruz.
La única seña que realmente puede llamar la atención -aunque sin ser concluyentes al respecto-, es la siguiente:
Se lo ha visto a Donald en reiteradas oportunidades haciendo esta postura con las manos, que podría ser un gesto natural cuando uno está sentado, los brazos caen hacia el medio y las manos simplemente se unen, aunque su repetición puede llenarnos de interrogantes.
Todo quedaría en especulaciones si lo dejara aquí. Sin embargo acudí a fuentes directas de miembros encumbrados, para desentrañar la verdad sobre este asunto. Y ésta no es una especulación, dos Grandes Maestros de grado 33º, por separado revelaron públicamente que Donald Trump no pertenece a la Masonería.
Todd E. Creason 33º FMLR es el Venerable Maestro de Homer Lodge No. 199. Él es el Maestro Soberano del Consejo de Illinois del Este No. 356. Consultado por la posibilidad de que el presidente sea o no masón, escribió en su sitio web oficial “la verdad del asunto es que Donald Trump NO es un francmasón”[1]
Otro Maestro Masón que arrojó luz sobre esta incógnita fue Charles D. Pyle, quien dijo públicamente: “En realidad no. El presidente Trump no es masón. Verá, nosotros los masones tenemos una lista de presidentes que son o fueron masones. El presidente Trump no está en ninguna parte de la lista. El último POTUS que fue masón fue Gerald R. Ford” ([2]) énfasis agregado.
Durante toda la investigación recopilada en el libro Trump contra el globalismo, intenté no abarcar temas relacionados a organizaciones secretas o planes secretos, ya que no es necesario. Los planes de la elite y sus instituciones más poderosas están hoy a plena luz del día y no son secretos, sus dispositivos de ingeniería social hacen posible que con su propia fuerza les alcance con la discreción para poder operar. Hasta los mismos francmasones han salido del armario, del secretismo absoluto y reclutan a ingenuos por las redes sociales y tienen documentales en Netflix. Estas sectas ya no tienen vergüenza, ni temen a la reacción negativa de los pueblos y patriotas, ya que la mayoría de la gente se encuentra adormecida y anestesiada. Al tener muchos grados pueden engañar a los más bajos niveles sobre las intenciones últimas de la organización. Su cúpula trabaja para afianzar el establishment globalista y destruir los Estados nacionales. Trump fue contra esos planes. La masonería hoy en día promueve públicamente la destrucción de las fronteras, el aborto, la ideología de género, la vida LGBT-Queer y el multiculturalismo. Trump fue contra todo eso. Debemos ser conscientes que existe propaganda contra él a múltiples niveles con el objetivo de hacer que sus seguidores abandonen el respaldo hacia el gran disidente de la agenda global.
Fuente: Trump en contra el Globalismo