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George Soros arremete contra China – pero esta es la verdadera razón

El megadonante de izquierdas George Soros, que en 2010 elogió al régimen comunista de China por funcionar mejor que el gobierno de Estados Unidos, da un giro de 180 grados en un nuevo artículo del Wall Street Journal titulado “La dictadura de Xi amenaza al Estado chino”.

En un intento de atraer a la audiencia del WSJ, incluso hace algunos elogios poco frecuentes a Estados Unidos. Escribe sobre el conflicto entre Estados Unidos y China: “En el centro de este conflicto está la realidad de que las dos naciones representan sistemas de gobierno que son diametralmente opuestos. Estados Unidos representa una sociedad democrática y abierta en la que el papel del gobierno es proteger la libertad del individuo. El Sr. Xi cree que Mao Zedong inventó una forma superior de organización, que él está continuando: una sociedad cerrada totalitaria en la que el individuo está subordinado al estado de partido único”.

En cuanto a la supuesta aversión de Soros hacia China, él la achaca al gobierno de Xi Jinping. El régimen comunista de China es más autoritario bajo Xi, pero no es tan diferente de su predecesor. A pesar de eso, Soros dice: “Considero al señor Xi el enemigo más peligroso de las sociedades abiertas en el mundo”.

Su alabanza a Estados Unidos es performativa, por supuesto, y contradice décadas de declaraciones públicas anteriores. Soros escribió en su libro de 2003 La burbuja de la supremacía americana “¿Quién habría pensado hace sesenta años… que los propios Estados Unidos podrían suponer una amenaza para la sociedad abierta? Sin embargo, eso es exactamente lo que está ocurriendo, tanto interna como externamente”. Las críticas de Soros a Estados Unidos se remontan a nuestra Declaración de Independencia. En el mismo libro, Soros argumenta que los principios contenidos en la Declaración de Independencia “no son verdades evidentes, sino arreglos necesarios para nuestra comprensión inherentemente imperfecta”.

Del mismo modo, a pesar de que Soros critica a China bajo el mandato de Xi (desde marzo de 2013 hasta la actualidad), ha estado más que feliz de invertir en el país durante ese período de tiempo, lo que ciertamente no es coherente con su retórica anterior. En noviembre de 2016 compró 633.024 acciones (o un valor aproximado de 24 millones de dólares) en el ETF iShares Large Cap China, un fondo que invierte en grandes empresas chinas. Ya no tiene esta inversión.

Otra antigua inversión de Soros fue Alibaba, de la que fue formalmente uno de los tres mayores accionistas. Cuando critica la represión de China contra las empresas, se refiere al tratamiento de Alibaba. “Ese proceso se ha desarrollado en el último año y ha alcanzado un crescendo en las últimas semanas. Comenzó con la repentina cancelación de una nueva emisión del Grupo Ant de Alibaba en noviembre de 2020 y la desaparición temporal de su antiguo presidente ejecutivo, Jack Ma”, escribe, sin mencionar su anterior inversión en la empresa.

Soros continúa: “Luego vinieron las medidas disciplinarias tomadas contra Didi Chuxing después de que sacará a bolsa una emisión en Nueva York en junio de 2021.” Soros invirtió en Didi ya en 2017, cuando todavía era una empresa privada, y Soros Fund Management tiene 38,4 millones de dólares en acciones (en el momento de escribir este artículo) con ella como empresa pública. China tomó medidas enérgicas contra Didi inmediatamente después de su salida a bolsa en Estados Unidos, lo que hizo que sus acciones se desplomaran desde un máximo de 18,01 dólares en julio hasta un mínimo de 7,16 dólares este mes, un descenso de pico a pico del 60% en solo semanas. Obviamente, Soros tiene un incentivo financiero para sus críticas.

Soros ya se ha relacionado con el gobierno chino, cuya prensa estatal le advirtió, como “depredador financiero”, que no debía “declarar la guerra” (apostar contra) al yuan.

Curiosamente, en el artículo del WSJ Soros afirma falsamente: “Ya no me dedico a los mercados financieros”. No está claro cómo una declaración tan evidentemente falsa pudo pasar por un editor.

Como siempre ocurre con Soros, sus palabras traicionan sus verdaderos motivos, y su repentina oposición al régimen comunista de China no es diferente. Dejando a un lado los incentivos financieros, quizás Soros simplemente no quiere que se le asocie con el violento régimen que antes alababa públicamente.

En cuanto a qué más habla Soros por los dos lados de su boca, permanezca atento a un explosivo informe que está a punto de llegar a las estanterías:

Fuente:

Matt Palumbo para DBongino

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