El filósofo posmodernista francés Michel Foucault, cuyos escritos se han convertido en un elemento central de la ideología moderna del woke, ha sido acusado de abusar sexualmente de niños de tan sólo ocho años cuando vivía en Túnez durante la década de 1960.
Foucault, defensor de la pedofilia en sus escritos, firmó una petición para legalizar las relaciones sexuales con niños de 13 años en 1977.
Un intelectual contemporáneo, Guy Sorman, declaró al diario británico The Sunday Times que fue testigo de cómo Foucault cortejaba a niños pequeños durante su estancia en Túnez, cuando el filósofo francés asumió una cátedra de filosofía en la Universidad de Túnez.
“Los niños pequeños corrían detrás de Foucault diciendo ‘¿qué pasa conmigo? tómame, tómame'”, dijo Sorman.
“Tenían ocho, nueve, diez años, él les tiraba dinero y les decía ‘quedemos a las 10 de la noche en el lugar de siempre'”, dijo, añadiendo: “Hacía el amor allí, sobre las lápidas, con chicos jóvenes. Ni siquiera se planteaba la cuestión del consentimiento”.
Sorman dijo que, aunque lamenta no haber presentado antes las acusaciones, los medios de comunicación franceses estaban encubriendo al filósofo: “Había periodistas presentes en ese viaje, había muchos testigos, pero nadie hacía reportajes así en esa época. Foucault era el rey de los filósofos. Es como nuestro dios en Francia”.
A pesar de que Foucault se autoproclamaba marxista, Sorman dijo que su comportamiento en la vida real era indicativo del elitismo francés, señalando que Foucault “creía que había dos morales, una para la élite, que era inmoral, y otra para el pueblo, que debía ser restrictiva.”
“Creía que sus argumentos le daban permiso para hacer lo que quisiera”.
“Francia todavía no es una democracia, tuvimos la revolución, proclamamos una república pero todavía hay una aristocracia, es la intelectualidad, y ha tenido un estatus especial. Todo vale”, dijo Sorman, sugiriendo que ahora “el mundo está cambiando de repente”.
Las acusaciones han provocado una gran conmoción en los círculos académicos, y Phil Howell, lector de geografía histórica de la Universidad de Cambridge, ha declarado: “Esto puede tener un gran impacto sobre él: “Hay un gran potencial para que eso tenga un impacto en él. Foucault se interesó por la sexualidad y escribió sobre ella, pero el abuso de menores es otra cosa”.
La biografía más destacada del filósofo, La pasión de Michel Foucault, de James Miller, señaló que Foucault expresó su interés por el sadomasoquismo que se exhibía en los baños homosexuales estadounidenses, sin embargo, el libro no mencionaba la supuesta pedofilia en Túnez.
Foucault fue uno de los primeros personajes públicos abiertamente homosexuales del siglo XX, y murió de sida a los 57 años en 1984.
Foucault ha sido un objetivo frecuente del psicólogo canadiense Dr. Jordan Peterson, quien lo ha citado, junto con otros pensadores posmodernos como Jaque Derrida, como actores principales en la toma de posesión marxista de la academia occidental.
En una conferencia en la Universidad de Wisconsin-Madison en 2017, el Dr. Peterson dijo que después de las muertes masivas presenciadas bajo regímenes comunistas como la Unión Soviética y la China de Mao, los pensadores de izquierda como Foucault se vieron obligados a cambiar su retórica lejos del marxismo clásico.
“Transformaron el diálogo marxista de ricos contra pobres en el de oprimidos contra opresores, y Foucault, en particular, que nunca encajó en ningún sitio y que fue un paria en muchos sentidos y un amargado, un suicida toda su vida, hizo todo lo que pudo con su asombroso coeficiente intelectual para idear todas las formas traicioneras posibles de socavar la estructura que lo aceptara con todas sus peculiaridades”, dijo Peterson.
“No es de extrañar porque no habría forma de hacer una estructura que pudiera funcionar si estuviera compuesta por personas tan peculiares, amargadas y resentidas como Michel Foucault”, añadió Peterson.
Esta apreciación fue respaldada por el difunto filósofo conservador británico Sir Roger Scruton, quien escribió en 2012: “El enfoque de Foucault reduce la cultura a un juego de poder, y la erudición a una especie de arbitraje en la interminable ‘lucha’ entre grupos oprimidos y opresores. El cambio de énfasis desde el contenido de un enunciado al poder que habla a través de él conduce a un nuevo tipo de erudición, que pasa por alto totalmente las cuestiones de la verdad y la racionalidad, e incluso puede rechazar esas cuestiones por ser ellas mismas ideológicas.”
Foucault es el académico más citado del mundo, con más de un millón de citas según Google Scholar.
En diciembre, Daniel Miller en la revista The Critic escribió que “es casi invariablemente Foucault a quien los departamentos de estudios activistas contemporáneos trazan sus fundamentos intelectuales”.
